
Los Estados Unidos creen en la necesidad, en el derecho bárbaro, como único derecho: «esto será nuestro porque lo necesitamos». Creen en la superioridad incontrastable de «la raza anglosajona contra la raza latina». Creen en la bajeza de la raza negra, que esclavizaron ayer y vejan hoy y de la india, que exterminan. Creen que los pueblos de Hispanoamérica están formados principalmente de indios y de negros. Mientras no sepan más de Hispanoamérica los Estados Unidos y la respeten más, ¿podrán convidar a Hispanoamérica a una unión sincera y útil para Hispanoamérica? ¿Conviene la unión política y económica con los Estados Unidos? El pueblo que compra manda. El pueblo que vende sirve […] Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios.21
Finalmente, el prócer antillano propone el camino de la liberación nacional como ideal universal cimentado en la identidad latinoamericana:
Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios. ¿En qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios? El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país […] Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza… Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos […] Conocer es resolver: conocer el país y gobernarlo conforme al conocimiento es el único modo de liberarlo de tiranías.22
En suma, la cuestión de la identidad cultural latinoamericana adquirió en José Martí nuevas connotaciones en tanto constituyó el eje y fundamento de una visión totalizadora del hombre en sus vinculaciones e interacciones concretas de transformación con la sociedad, visión que comprendía también la defensa de la libertad de los pueblos y de la emancipación de los individuos que los integran (derechos que consideró esenciales para la salud de las repúblicas latinoamericanas). Paralelamente, abogó por la continua defensa y afirmación de la identidad autóctona propia, identidad que entendía como uno de los elementos torales en la (re)construcción de las repúblicas iberoamericanas: «El gobierno ha de nacer del país»; «El espíritu ha de ser del país»; «La forma de gobierno ha de avenirse a la Constitución del país»; «El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.»
En conclusión, el egregio mambí fundó un paradigma de emancipación humana y soberanía nacional cuyo despliegue estuvo mediado por un sustrato de identidad cultural, paradigma marcado por una visión del mundo y del hombre sustentada en la esencia de lo latinoamericano, medio idóneo para emprender la acción política, trazar los caminos, cultivar la razón y preparar las conciencias para obtener la anhelada liberación de los pueblos hispanoamericanos en general y del cubano en particular. Identidad y nación esculpieron su talante; libertad e independencia su carácter; educación y fraternidad su ideario.
Con información de scielo
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